Aunque con unos días de retraso, cuento lo acaecido en Alpedrete.
Al final, el día 31 de diciembre, fui a Alpedrete a entregar el permiso y a avisar a los pescadores de la Cantera de las Truchas. Fue grata la sorpresa al ver una especie de gran estanque con paredes parecidas a pequeños acantilados (posiblemente en algunas zonas la pared alcanzaba unos 15 metros o algo más en altura). La cantera estaba vallada por todo su perímetro, y en el interior de esta zona vallada, había una caseta que hacía las veces de bar y que parecía una vivienda. La verdad es que no pensaba encontrarme un sitio tan atractivo en medio de la sierra de Madrid para bucear. Según llegué allí (acompañada por mis padres), nos miraron un poco raro, como si fuesemos extranjeros. Entré con mi padre al recinto amurallado, y cuál fue mi sorpresa al preguntar por el encargado cuando descubrí que los extranjeros...eran los que estaban allí. No estaba la encargada, pero sí un empleado, así que le di la carta y le expliqué poca cosa de lo que ibamos a hacer allí; se quedó algo extrañado, pero sólo me dijo que llamase a la encargada y la comentase la situación, que por su parte no había problema en cuanto a los pescadores (que por cierto, había algo menos de diez personas allí). Le pregunté un poco sobre las batimetrías y la vida de la cantera. Nos contó que creían que tenía una profundidad de unos 24 metros máximo, que había sido una cantera de donde extrajeron material para construir el Monasterio de El Escorial, y que la aprovechaban desde hacía 20 años para la pesca, ya que habían ido introduciendo truchas las cuales sobrevivían gracias a que el agua no estaba estancada, sino que de vez en cuando se renovaba con agua de tres manantiales subterráneos. Todo esto eran buenas noticias, pero había que comprobar si efectivamente era así.
Cantera de Las Truchas
Ya imagináis como acabó el día...Fin de Año...con dolor de tripa al día siguiente y durmiéndome por los rincones...
Ahora sí, llegó el dia 3. Llegamos pertrechados con miles de cosas. Estuvimos esperando un rato, a que llegasen todos, a ir colocando los equipos... Mi Sensei había preparado mi "nuevo" bibotella, no sé que haría sin él...jaja. Éramos cuatro para entrar al agua, así que mi Maestro y yo entrábamos los primeros, y después de salir, entraban los otros dos (Spike y el Cammaster). Íbamos preparados para cualquier cosa, especificando que cualquier cosa era una visibilidad nula, y si era así, debía ir hombro con hombro con mi Sensei. Nos vestimos, nos equipamos (sin botellas DECO)...y después tocó darse un paseíto hasta la zona de entrada al agua con los 30 kg que puede pesar el equipo a la espalda (el secreto está en entrenar las piernas). Una vez en el agua y preparados para sumergirnos, vimos que la visibilidad era muy buena, que se veía a unos 6 metros de distancia, así que genial, punto positivo. Fuimos bajando...yo estaba acoplándome con la flotabilidad y sintiendo que el agua estaba fría de narices (6,2 grados), cuando de repente mi Sensei me dio dos toquecitos en el brazo y me señaló hacia abajo. Vi que a 30 cm de mis aletas estaba el suelo, que era fangoso, y que lo estaba levantando todo con mis aleteos, que queréis que os diga, no me esperaba llegar al fondo tan pronto. Conseguí mi flotabilidad y miré el ordenador: 6 metros y algo de profundidad, y estábamos casi en el centro de la cantera. Ese era el punto negativo... ¿24 metros? Sería desde lo alto del "mini-acantilado" hasta el fondo, porque vamos... Hicimos un recorrido dirección Norte y hasta las paredes, subimos a superficie, volvimos a bajar e hicimos recorrido hacia el Sur por otra zona, y volvimos a subir y ya salimos. He de decir que por el camino no vimos truchas prácticamente, en realidad yo vi una moribunda y según mi Sensei había dos y muertas. Lo que si vimos fueron muchos cangrejos de río americanos...se veían las huellas que dejaban al moverse por el fango del fondo, y entonces te encontrabas uno o varios allí quietos, con las pinzas en alto, como amenazantes, aunque en realidad según acercabas el dedo salían disparados marcha atrás. También vimos mucha zona de roca interesante para hacer algún tipo de cueva artificial, pero no vimos ni rastro de los manantiales ni de grietas de entrada de agua, porlo que pensamos que esa renovación de agua sólo se produce cuando llueve y hay una subida del nivel freático. Al final, la profundidad máxima que alcanzamos fueron los 8 metros.
Finalmente salimos del agua, nos desequipamos y entraron los otros dos, que inspeccionaron las zonas que no habíamos visto nosotros. Ellos habían mirado la profundidad del fango del fondo y habían visto una trucha grande y viva, pero sólo una, lo que hacía pensar...¿cuanto tiempo sin pescar nada llevaría la gente que iba todos los días a ese lugar? Toda nuestra "operación" fue seguida por los ojos curiosos de los pescadores. Si mucha gente supiese lo que hay en realidad bajo el agua...
Mi Sensei y yo (a la derecha)
Terminado el día de inmersión y tras desequiparnos completamente, nos fuimos a comer pizza (Ñam Ñam para los conocidos) y a hablar de cómo acondicionar la cantera para el buceo. Aún está el tema un poco verde, pero la idea es montar algo con dinero del equipo. Limpiar el fondo, meter más vida, hacer un museo subacuático, y montar cursos especializados o inmersiones concretas para gente que quiera probar...no cuento mucho más hasta que el proyecto no esté más definido. Tras esta comida, nos despedimos hablando sobre lo próximo a hacer en la semana siguiente: práctica para espeleobuceo, exámenes, Bolarque y/o mina de la sierra.
Por lo pronto ya he hablado hoy con mi Sensei, me ha dicho que mañana tenemos la práctica de espeleobuceo (ejercicios de poner y quitar equipo con máscara oscurada, es decir, sin ver nada) y los exámenes teóricos de buceo técnico. También era posible que el sábado fuesemos a inspeccionar la mina, pero al final parece que lo dejaremos para la próxima semana, ya que... ¡necesitamos documentación gráfica porque parece que vamos a publicarlo en la revista Buceadores! No lo sabía y me ha hecho mucha ilusión, aunque mañana me enteraré de más.
Se me olvidaba, el pasado día 5 fuimos mis padres y yo a La Granja de San Idelfonso, y nos encontramos con una persona de Villalba que hacía mucho que no veíamos. El dato interesante es que conoce a una chica que está de expedición con Calleja, del programa Desafío Extremo. Puede darnos su número y tenemos varias expediciones subacuáticas muy diferentes a las que él ha hecho ya en agua y que podría interesarles a él y a la cadena. Aún está por ver...
Como siempre... con varios frentes abiertos.